El lenguaje está en continuo progreso, está vivo. Si, por ejemplo, lees la obra original de El Quijote de Miguel de Cervantes, comprobarás que muchas expresiones están en desuso en el castellano actual.
Y, aunque muchas palabras se pierden para siempre, otras surgen para quedarse. Y es aquí cuando hablamos de neologismos, palabras de nueva creación que pueden tener múltiples orígenes: ser una combinación de otras, provenir de otras lenguas, etc.