Bocadill de jamó i ques amb olives sense hues. ¿Quién no ha escuchado alguna vez esta broma para hacer referencia a la creencia popular de que “el valenciano es casi igual que el castellano, pero sin la última letra"? A este tipo de palabras castellanizadas la denominamos barbarismos y hacen referencia precisamente a eso, a términos impropios inexistentes en la lengua, pero que por influencia de otra se acaban normalizando.